miércoles, 31 de diciembre de 2008












El patio de mi casa

En el fondo de la morada hay un árbol, con su sombra cobija recuerdos, su tronco esta torcido, pero firme.
Sus brazos protegen un nido, las hojas parecen soreir frente a mis ojos.
A sus pies descansa un alma, una planta y una flor.

Los pájaros vuelan sin tiempo,
cantandole al mundo que son felices.
El cesped es una alfombra interminable, una parra junto al agua, descansa sobre los metales como si fuera un león desmayado, con sus melenas hasta el suelo.
Los perros jadean, se levantan, duermen, y vuelven a jadear.
El romero desde su balcón saluda al oréganoy a un jazmín que le cuenta apenado que este año no tuvo flores.

Los pájaros, vuelan todo el tiempo
como si fuera una lluvia de guirnaldas infinita.

Un mantel descansa en la soga, acalorado, avisando que su charla con el sol ha terminado y quiere regresar a la mesa, a su fuinsión de mantel.

Una escalera ansiana, golpiada por la lluvia y el sol sin explicación, construida por el carpintero moreno para cumplir la función de compañera de la niña "Luz"hacia el borde del océano que la espera con bellas sensaciones. Aguarda tranquila, sin recuerdos, ni nostalgias el fin de sus días.

Una mariposa irrumpe mi escrito
vuela inquieta de una rama, a un poste, del poste hasta el otro lado del muro.
Algo tan bello que es incoparable.

Y yo aquí observando, tan pequeño como la hormiga que camina sobre mi dedo, tan lleno de preguntas que tal vez nunca tendrán respuestas.
Lleno de incertidumbre, pero feliz parado sobre mis dos grandes pies.






Mariano Fernández Romero

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